Cristian Berríos
Un breve resumen antes de escribir otro capítulo. La
Fundación vendió Santa Rosa de Las Condes a un tercio de su valor comercial,
asumió un control tácito de Cruzados SADP mediante acciones de “Clase B”,
mantiene un derecho a veto sobre cualquier decisión que asuma el resto del
directorio y en 2004 fue comprobado que funcionarios rentados del club recibían
comisiones por ventas de jugadores.
Pese a que la rama de fútbol se transformó en una
Sociedad Anónima Deportiva en 2009, Juan Pablo Pareja, un hombre de confianza
de Luis Felipe Gazitúa, se mantuvo en el club. Como Gerente Deportivo de
Cruzados SADP fue contratado José María Buljubasich, ex representante de
jugadores. En cuanto a venta de otros terrenos, la Fundación publicó un balance
con un patrimonio cercano a los 80 millones USD en 2013. El valor comercial de
los terrenos vendidos a inmobiliarias superaba los 150 millones USD según
valores estimativos.
Es legítimo pensar que el valor de esos activos fijos
del CDUC fue castigado a cambio de beneficios. Aunque tal afirmación fuera
cierta, cabe recordar que la especulación inmobiliaria, en este caso el
traspaso de bienes a precios muy bajos, no es un delito para una fundación sin
fines de lucro y el “dolo”, o apropiación indebida de bienes, sólo existe en la
figura legal de las sociedades anónimas. Las jugadas maestras de Luis Felipe
Gazitúa, mano derecha de Felipe Lamarca por largos años, incluye la compra por
parte de Entel de una de las torres del Parque Titanium, construido en los
terrenos donde fue edificado Santa Rosa de Las Condes. Gazitúa era integrante
del directorio de Entel y de la Fundación Club Deportivo Universidad Católica al
mismo tiempo.
A la mayoría de los hinchas les interesa únicamente el
aspecto deportivo, pese a que las decisiones de los altos mandos influyen en la
obtención del éxito o el fracaso. José María Buljubasich fue elegido Gerente
Deportivo por Luis Felipe Gazitúa, Juan Pablo Pareja fue ratificado por el
mismo dirigente y los presidentes de Cruzados SADP, Jaime Estévez y Luis
Larraín, también contaron con el apoyo del actual integrante de los Cruzados
caballeros, orden que bajo su mandato fue ignorada varias veces, según constató
el histórico Fernando Jara.
Al carecer de un proyecto deportivo consistente y
funcionarios que lo representen o lleven a cabo, Cruzados SADP, personificada
en su Gerente Deportivo José María Buljubasich, ha contratado una idea o
concepto de fútbol, jamás una realidad con las variantes o transiciones
necesarias que requiere el dominio de al menos un sistema táctico. Por ejemplo,
querían defenderse bien y contrataron a Martín Lasarte. El entrenador uruguayo
planteaba los partidos esperando en ¾ ante un colista o en un clásico. Jugaba
la mayor parte del tiempo con doble línea de 4 con el 10 metido en zona de
contención. Espaciaba las líneas para abarcar más terreno de juego y finalmente
su planteamiento en partidos decisivos mostraba una indefinición permanente entre
ataque y defensa.
Si recurrimos a estereotipos, Cruzados SADP ha
contratado entrenadores defensivos y ofensivos que no sabían defender ni
atacar, la mayor parte practicó un esquema y un porcentaje considerable de esos
técnicos no dominaba las transiciones de ataque a defensa (volver a campo
propio marcando y cerrando en diagonal hacia las líneas externas para proteger
el arco propio) o las transiciones de defensa a ataque (salir en velocidad
ampliando las opciones de pase para un habilitador).
Asumido lo anterior, la conformación de los planteles
distó por varias temporadas de la búsqueda de la excelencia. José María
Buljubasich dispuso de más de 6.5 millones de dólares para la contratación de
jugadores y entrenadores. Entre sus mayores fiascos se cuentan Matías Pérez, Roberto
Ovelar, Matías Cahais, Ramiro Costa, entre otros. Su mejor retorno fue la
transferencia de Erick Pulgar, Bologna pagó una cláusula de 2.5 millones USD,
pero el joven defensa de Antofagasta llegó de rebote. Antes de vestirse con la
camiseta cruzada, el jugador estuvo muy cerca de Blanco y Negro SA, empresa que
no aceptó el monto mínimo para la liberación de su pase. En el caso de Ismael
Sosa, el delantero argentino fue ofrecido por su representante.
Las interrogantes son varias ¿Qué intereses mantienen a José María Buljubasich en Universidad Católica? ¿Por qué no
existe una estructura de mando real? Por ejemplo en 2002, cuando aún la rama de
fútbol no era concesionada, Luis Felipe Gazitúa negociaba los contratos del
cuerpo técnico en su domicilio particular. Tres años más tarde, en 2005, recién
integraba formalmente el directorio de La Fundación.
Volvamos al caso de Cruzados SADP, hubo una semana a
principios de 2011 donde Gazitúa se alejó de Universidad Católica porque
asumiría como vicepresidente en el directorio de Jorge Segovia. En esos días,
se reunió con Francisco de la Maza para asegurarle que Universidad Católica no disputaría
clásicos en el estadio San Carlos de Apoquindo. Iba en representación de
Cruzados SADP y la Fundación.
La solución para Universidad Católica entonces es
recuperar su identidad como club. Hoy, a través de sus protegidos José María
Buljubasich, Juan Pablo Pareja, Luis Larraín, Jaime Estévez y otros, Luis
Felipe Gazitúa continúa al mando desde fuera del organigrama. En ese esquema no
encajan Ignacio Prieto, Alberto Fouillioux, Juvenal Olmos, Gerardo Reinoso,
Ricardo Lunari, Fernando Díaz o cualquiera que no participe de su manera de
hacer negocios.
Los hinchas también poseemos responsabilidad. Algunos
fueron llamados por Cruzados SADP y pocos mantuvieron su integridad. Quienes siguen
peleando por el futuro del club son denominados díscolos, traidores,
ambiciosos, egoístas, vende humo y todas las denominaciones que puedan proferirse
por intermedio de las redes sociales. La verdad es que precisamente los parias
son los que mantienen las manos limpias, los que jamás habrían arrebatado un
cerro a esta camiseta, aquellos que habrían mantenido fuertes a todas las ramas
del Club Deportivo Universidad Católica, aunque debiéramos organizar
completadas, rifas y cuantas ocurrencias tenemos las personas de estratos
sociales medios y bajos.
Pero jamás, Luis Felipe Gazitúa, Felipe Lamarca, Luis
Larraín, Juan Tagle, José María Buljubasich, Juan Pablo Pareja, Jaime Estévez,
y otros funcionarios mediocres, habríamos aceptado la derrota, justificado
fracasos y avalado especulaciones con representantes, porque esa es una
puñalada en el corazón al sueño de nuestros fundadores que querían comerse el
mundo, aunque tuvieran las manos vacías. Universidad Católica, como cualquier
club grande, no se justifica sin matarse por la consecución de un
logro histórico, no es un negociado entre amigos para sinvergüenzas que jamás
vibraron dominando un balón, dando una vuelta a la cancha o luchando por ir
más lejos o alto.
Como decía una frase que impulsamos en 2005, “Somos
cruzados y sobre nuestras tumbas florecerán banderas de la franja”, no despilfarramos el patrimonio de nuestro club ni nos sentamos a la mesa con gente que se amparó
en los vacíos de la ley.
Universidad Católica es un club de jóvenes soñadores y clase media
que trajo a José Manuel Moreno, construyó tres estadios e hizo su capital
juntando cada peso para adquirir terrenos precordilleranos, larga vida a la
franja y su esforzada hinchada. Mientras exista lealtad y honor en la mayoría
de nosotros, habrá esperanza.
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