lunes, 7 de marzo de 2016

📇 La realidad de Católica


Cristian Berríos

Un breve resumen antes de escribir otro capítulo. La Fundación vendió Santa Rosa de Las Condes a un tercio de su valor comercial, asumió un control tácito de Cruzados SADP mediante acciones de “Clase B”, mantiene un derecho a veto sobre cualquier decisión que asuma el resto del directorio y en 2004 fue comprobado que funcionarios rentados del club recibían comisiones por ventas de jugadores.

Pese a que la rama de fútbol se transformó en una Sociedad Anónima Deportiva en 2009, Juan Pablo Pareja, un hombre de confianza de Luis Felipe Gazitúa, se mantuvo en el club. Como Gerente Deportivo de Cruzados SADP fue contratado José María Buljubasich, ex representante de jugadores. En cuanto a venta de otros terrenos, la Fundación publicó un balance con un patrimonio cercano a los 80 millones USD en 2013. El valor comercial de los terrenos vendidos a inmobiliarias superaba los 150 millones USD según valores estimativos.

Es legítimo pensar que el valor de esos activos fijos del CDUC fue castigado a cambio de beneficios. Aunque tal afirmación fuera cierta, cabe recordar que la especulación inmobiliaria, en este caso el traspaso de bienes a precios muy bajos, no es un delito para una fundación sin fines de lucro y el “dolo”, o apropiación indebida de bienes, sólo existe en la figura legal de las sociedades anónimas. Las jugadas maestras de Luis Felipe Gazitúa, mano derecha de Felipe Lamarca por largos años, incluye la compra por parte de Entel de una de las torres del Parque Titanium, construido en los terrenos donde fue edificado Santa Rosa de Las Condes. Gazitúa era integrante del directorio de Entel y de la Fundación Club Deportivo Universidad Católica al mismo tiempo.

A la mayoría de los hinchas les interesa únicamente el aspecto deportivo, pese a que las decisiones de los altos mandos influyen en la obtención del éxito o el fracaso. José María Buljubasich fue elegido Gerente Deportivo por Luis Felipe Gazitúa, Juan Pablo Pareja fue ratificado por el mismo dirigente y los presidentes de Cruzados SADP, Jaime Estévez y Luis Larraín, también contaron con el apoyo del actual integrante de los Cruzados caballeros, orden que bajo su mandato fue ignorada varias veces, según constató el histórico Fernando Jara.

Al carecer de un proyecto deportivo consistente y funcionarios que lo representen o lleven a cabo, Cruzados SADP, personificada en su Gerente Deportivo José María Buljubasich, ha contratado una idea o concepto de fútbol, jamás una realidad con las variantes o transiciones necesarias que requiere el dominio de al menos un sistema táctico. Por ejemplo, querían defenderse bien y contrataron a Martín Lasarte. El entrenador uruguayo planteaba los partidos esperando en ¾ ante un colista o en un clásico. Jugaba la mayor parte del tiempo con doble línea de 4 con el 10 metido en zona de contención. Espaciaba las líneas para abarcar más terreno de juego y finalmente su planteamiento en partidos decisivos mostraba una indefinición permanente entre ataque y defensa.

Si recurrimos a estereotipos, Cruzados SADP ha contratado entrenadores defensivos y ofensivos que no sabían defender ni atacar, la mayor parte practicó un esquema y un porcentaje considerable de esos técnicos no dominaba las transiciones de ataque a defensa (volver a campo propio marcando y cerrando en diagonal hacia las líneas externas para proteger el arco propio) o las transiciones de defensa a ataque (salir en velocidad ampliando las opciones de pase para un habilitador).

Asumido lo anterior, la conformación de los planteles distó por varias temporadas de la búsqueda de la excelencia. José María Buljubasich dispuso de más de 6.5 millones de dólares para la contratación de jugadores y entrenadores. Entre sus mayores fiascos se cuentan Matías Pérez, Roberto Ovelar, Matías Cahais, Ramiro Costa, entre otros. Su mejor retorno fue la transferencia de Erick Pulgar, Bologna pagó una cláusula de 2.5 millones USD, pero el joven defensa de Antofagasta llegó de rebote. Antes de vestirse con la camiseta cruzada, el jugador estuvo muy cerca de Blanco y Negro SA, empresa que no aceptó el monto mínimo para la liberación de su pase. En el caso de Ismael Sosa, el delantero argentino fue ofrecido por su representante.

Las interrogantes son varias ¿Qué intereses mantienen a José María Buljubasich en Universidad Católica? ¿Por qué no existe una estructura de mando real? Por ejemplo en 2002, cuando aún la rama de fútbol no era concesionada, Luis Felipe Gazitúa negociaba los contratos del cuerpo técnico en su domicilio particular. Tres años más tarde, en 2005, recién integraba formalmente el directorio de La Fundación.

Volvamos al caso de Cruzados SADP, hubo una semana a principios de 2011 donde Gazitúa se alejó de Universidad Católica porque asumiría como vicepresidente en el directorio de Jorge Segovia. En esos días, se reunió con Francisco de la Maza para asegurarle que Universidad Católica no disputaría clásicos en el estadio San Carlos de Apoquindo. Iba en representación de Cruzados SADP y la Fundación.

La solución para Universidad Católica entonces es recuperar su identidad como club. Hoy, a través de sus protegidos José María Buljubasich, Juan Pablo Pareja, Luis Larraín, Jaime Estévez y otros, Luis Felipe Gazitúa continúa al mando desde fuera del organigrama. En ese esquema no encajan Ignacio Prieto, Alberto Fouillioux, Juvenal Olmos, Gerardo Reinoso, Ricardo Lunari, Fernando Díaz o cualquiera que no participe de su manera de hacer negocios.

Los hinchas también poseemos responsabilidad. Algunos fueron llamados por Cruzados SADP y pocos mantuvieron su integridad. Quienes siguen peleando por el futuro del club son denominados díscolos, traidores, ambiciosos, egoístas, vende humo y todas las denominaciones que puedan proferirse por intermedio de las redes sociales. La verdad es que precisamente los parias son los que mantienen las manos limpias, los que jamás habrían arrebatado un cerro a esta camiseta, aquellos que habrían mantenido fuertes a todas las ramas del Club Deportivo Universidad Católica, aunque debiéramos organizar completadas, rifas y cuantas ocurrencias tenemos las personas de estratos sociales medios y bajos.

Pero jamás, Luis Felipe Gazitúa, Felipe Lamarca, Luis Larraín, Juan Tagle, José María Buljubasich, Juan Pablo Pareja, Jaime Estévez, y otros funcionarios mediocres, habríamos aceptado la derrota, justificado fracasos y avalado especulaciones con representantes, porque esa es una puñalada en el corazón al sueño de nuestros fundadores que querían comerse el mundo, aunque tuvieran las manos vacías. Universidad Católica, como cualquier club grande, no se justifica sin matarse por la consecución de un logro histórico, no es un negociado entre amigos para sinvergüenzas que jamás vibraron dominando un balón, dando una vuelta a la cancha o luchando por ir más lejos o alto.

Como decía una frase que impulsamos en 2005, “Somos cruzados y sobre nuestras tumbas florecerán banderas de la franja”, no despilfarramos el patrimonio de nuestro club ni nos sentamos a la mesa con gente que se amparó en los vacíos de la ley.

Universidad Católica es un club de jóvenes soñadores y clase media que trajo a José Manuel Moreno, construyó tres estadios e hizo su capital juntando cada peso para adquirir terrenos precordilleranos, larga vida a la franja y su esforzada hinchada. Mientras exista lealtad y honor en la mayoría de nosotros, habrá esperanza. 


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