Cristian Berríos
El 6 de septiembre de 1992, Universidad Católica viajó a Rancagua para enfrentarse a O'Higgins, que venía de golear por 4-1 a Coquimbo como local y derrotar por 2-1 como visita a Deportes Concepción. Por su parte, Universidad Católica había igualado 1-1 en el Clásico universitario y había goleado por 5-2 a Deportes Antofagasta.
Precisamente, en ese último partido, La Franja había demolido a su adversario de turno, con un Juan Carlos Almada y José Cardozo absolutamente letales frente a la portería rival. Cada uno había anotado un doblete y el otro gol fue convertido por Ian McNiven.
Ese día en Rancagua, la fiesta goleadora de ambos atacantes continuó a toda orquesta. José Cardozo ganó con frecuencia por arriba y Juan Carlos Almada, además de hacerse presente en el marcador, demostró una vez más sus dotes de habilitador.
El árbitro del partido fue un personaje muy conocido para la hinchada cruzada: Carlos Robles, quien anuló dos goles para La Franja, aunque uno relativamente discutible, como fue la participación de un jugador offside en un remate de larga distancia, y el otro en forma acertada, debido a que había sido producto de una mano evidente.
El paraguayo Cardozo anotó un triplete y Juan Carlos Almada un doblete. El último gol del atacante argentino fue de antología: Un globito espectacular desde larga distancia.
Era una época de grandes espectáculos en nuestras canchas, donde los jugadores de jerarquía abundaban. José Saturnino Cardozo luego brilló durante muchos años en México y Juan Carlos Almada se consagró a nivel internacional, en la temporada siguiente, como goleador de la Copa Libertadores.
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