Por Cristi谩n Berr铆os
Mientras
antes entendamos que todo tiene un principio y un final mejor preparados
estaremos para la vida y muerte. En el transcurso de ese tiempo, realizamos el
intento, sostenido o intermitente, d茅bil o plet贸rico de convicci贸n, de
transmitirles a otros nuestros conocimientos y expresarnos.
De una u
otra manera, buscamos que nuestra presencia en el mundo no pase inadvertida. En
general, quienes no sienten pasi贸n por al arte, el deporte o la historia
confunden aquello con un simple acto de vanidad. No hay verdades absolutas al
respecto.
Para muchos
creadores una obra se asemeja a un hijo, despu茅s de gestarlo, apoyarlo y
quererlo su destino ser谩 encumbrarse por s铆 mismo. ¿Imaginas si intervinieran cada familia para
preguntarles a los padres si sus hijos provienen de la arrogancia y el miedo a
que sus nombres o apellidos desaparezcan junto con todo recuerdo de sus vidas?
Ellos contestar铆an que fecundaron y criaron por amor, que pasaron mil
dificultades o vencieron muchos obst谩culos por el mismo motivo.
Eso ocurre con
el trabajo que dedicamos a Universidad Cat贸lica. Desde que iniciamos esta columna hace diez a帽os, rese帽amos la historia de grandes jugadores cruzados, entre otros contenidos. Fue un privilegio contarles las vivencias de baluartes menos recordados u h茅roes an贸nimos que aportaron al crecimiento del CDUC. Muchos logros y actividades que marcaron la historia de Universidad Cat贸lica constaban en revistas antiguas, peri贸dicos disponibles en microfilms y hab铆a que pasarse horas rescatando cada detalle.
Ahora
organizamos la informaci贸n acorde con los nuevos tiempos y continuaremos con la
misma pasi贸n del inicio porque llevamos al #CDUCenelcoraz贸n
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