viernes, 19 de agosto de 2022

📇 San Carlos de Apoquindo, escenario de títulos y recinto reclamado por el pueblo en un entorno privilegiado


Cristian Berríos

Despedimos al recinto donde asistió el pueblo de La Franja, desde barrios y regiones, bajo el sol y la lluvia, para llenar de cantos la galería y reclamar, en nombre del azul y blanco, un hermoso estadio, construido en un entorno privilegiado. 

Por eso, porque su gente pasó largas horas en buses, trenes, el metro y hasta aviones para trasladarse a Santiago, San Carlos es un estadio transversal, que hizo a Universidad Católica más fuerte que nunca en una cancha, cerca del alambrado, donde supo de goles, jugadas inspiradas, fiestas y proezas deportivas. 

A continuación, los títulos obtenidos por Universidad Católica en el recinto precordillerano:

Copa Interamericana 1994 


El 1 de noviembre de 1994, se disputó la revancha de la Copa Interamericana. Tras la derrota por 3-1 ante Saprissa en Costa Rica, Universidad Católica debía ganar al menos por la misma diferencia para forzar el alargue. 

Andrés Romero y Alberto Acosta pusieron a La Franja arriba por 2-0, pero el descuento de Wanchope permitía que el visitante se llevara la copa. Toda Católica estaba volcada en el campo rival. 

En esos tiempos era muy difícil ir a San Carlos, porque prácticamente no había locomoción, y menos a las diez de la noche, pero la barra alentaba sin parar al equipo de Alberto Acosta y Néstor Gorosito. Contábamos solo con jugadores chilenos de nivel de selección, como Patricio Toledo, Andrés Romero, Miguel Ardiman, Raimundo Tupper, Mario Lepe, Nelson Parraguez, Juvenal Olmos, Rodrigo Barrera y Luka Tudor, entre otros. 

En el último minuto de descuento, cuando Saprissa ya se preparaba para festejar, con los jugadores suplentes y el cuerpo técnico pidiendo la hora, Sergio Fabián Vázquez habilitó a Juvenal Olmos, y el volante estableció el definitivo 3-1 del tiempo reglamentario con un potente remate. Fue uno de los goles más importantes de su carrera, como confesaría después el multicampeón cruzado. 

En el alargue, Miguel Ardiman realizó  una espectacular pared, más atribuible a un consagrado delantero que a un defensa central, e ingresó al área rival para vencer con maestría a Erick Lonnis, portero de Saprissa. 

La visita intentaba reaccionar, pero pronto recibió otro mazazo. Con un contraataque fulminante, Rodrigo Barrera aseguró el marcador. De esa forma, Universidad Católica ganó su primer título internacional. Aunque se obtuvo bajo el mando de Manuel Pellegrini, la Copa Interamericana era un merecido premio por la gran campaña en Copa Libertadores de Ignacio Prieto y sus dirigidos.

La invasión de hinchas a la cancha provocó que la transmisión de los festejos fuera más breve de lo que querían las personas que disfrutaban desde lejos. Mario Lepe levantó el trofeo rodeado de fanáticos y Patricio Toledo dio la vuelta olímpica junto a ellos. 



Torneo Oficial Apertura 2002


El 30 de junio de 2002, mientras Spencer Tunick reunía a 5 mil personas desnudas en el Parque Forestal, y la Selección de Brasil se consagraba campeón del mundo, La Franja recibió a Rangers de Talca en un San Carlos de Apoquindo repleto. 

Probablemente, se registraron poco más de 14 mil personas para no causar conflictos con el municipio. Recordemos que el alcalde de Las Condes, Francisco de la Maza Chadwick, fue un tenaz opositor a que se jugaran partidos de alta convocatoria o clásicos en San Carlos de Apoquindo. El otro fue Luis Felipe Gazitúa, dirigente de la Fundación. La realidad demuestra que difícilmente asistieron menos de dieciocho o veinte mil personas. Incluso había gente fuera del estadio, los cuales se esmeraban en seguir el partido desde algún ángulo remoto. 

Al principio fue un encuentro trabado, pero La Franja era el equipo protagonista y Milovan Morosevic desequilibrada en el medio con su fútbol y potencia. En defensa, Pablo Lenci y Miguel Ramírez estaban prestos a disipar cualquier tipo de dudas. El equipo dirigido por Juvenal Olmos, el mismo que había festejado ante Saprissa ocho años antes en esa misma cancha, en esa época se imponía sobre sus rivales con una dinámica y disciplina táctica pocas veces presenciada en nuestro fútbol. 

Como en las grandes ocasiones aparecen los goleadores, Arturo Norambuena se vistió de héroe en aquella jornada, convirtiendo los dos primeros goles. Luego se hicieron presentes en el marcador Daniel Pérez y Arturo Norambuena. La goleada por 4-0 no dejaba dudas de quien era el mejor equipo del torneo. Un visiblemente resignado Carlos Chandía hacia sonar el silbato, y la fiesta, que había empezado desde mucho antes del final, terminó por desatarse. 

La octava estrella de Universidad Católica había llegado y la hinchada la dedicó a Raimundo Tupper, como ocurriera antes en la Copa Chile 1995 y el Apertura 1997. 



Torneo Oficial 2010


Tras la derrota en el Estadio Monumental ante Colo Colo, la prensa daba por campeón al equipo dirigido por Diego Cagna. Sin embargo, Universidad Católica comenzó a hacerse fuerte fecha a fecha, sumando victoria tras victoria. 

Hubo triunfos espectaculares como el 4-2 sobre Universidad de Chile en el Estadio Nacional, en el cual Diego Rivarola desperdició un penal y luego Milovan Mirosevic puso en ventaja a La Franja, mediante la misma vía. Y si hablamos de triunfos épicos cómo olvidar el 3-2 a Cobreloa en Calama, con un tiro libre formidable de Juan Eduardo Eluchans en el último minuto. Un relator radial, Ernesto Díaz Correa, exclamó en ese instante "¡El gol del campeonato!".

El 5 de diciembre de 2010, Universidad Católica llegó a la última fecha con ventaja de tres puntos sobre Colo Colo, que había arrugado ostensiblemente en Rancagua ante el O'Higgins de Marco Antonio Figueroa. El rival de La Franja era Everton, un obstáculo que asomaba como difícil de sortea. Se jugaban la permanencia en Primera División. Y el escenario de este encuentro decisivo fue nuestro San Carlos de Apoquindo.

El equipo de Juan Antonio Pizzi salió a la cancha a arrollar a su rival, y ya a los tres minutos había vulnerado la portería de un joven Sebastián "Zanahoria" Pérez. El autor del primer gol fue el mismo que convertiría el último gol de la jornada: Fernando Meneses. Además anotaron Marcos González, Adán Vergara y Felipe Gutiérrez. 

De esa manera, con una contundente actuación, Católica goleó al elenco ruletero por 5-0, consagrándose campeón y enviando a su rival al descenso. 

La décima estrella ya formaba parte del palmarés de La Franja. Los fuegos artificiales iluminaban los festejos de los jugadores, y una inmensa alegría abundaba tanto en San Carlos como en cada uno de los hogares cruzados. 



Torneo Oficial Clausura 2016


Le llamaron la 11 de la gente, al menos así se títuló un libro de Carola Opazo, y su obra no podía contar con título más acertado. Luego de la derrota por 1-0 en Quillota, ante el San Luis de Miguel Ramírez, O' Higgins de Rancagua llegaba a la última fecha del Clausura con la primera opción al título. Quedaba en el ambiente del fútbol la sensación de que nos quedaríamos en el camino. Hasta Colo Colo sacaba cuentas de que tenía opción de disputar una definición con los celestes. 

El camarín en Quillota era una mezcla entre rabia por el resultado, además de no haber podido hacer en ningún momento un buen partido, y de profundo dolor, por un título largamente merecido que se escapaba. 

La dirigencia brillaba por su ausencia y las únicas cara visibles en esos días fueron Mario Salas, con sus virtudes y equivocaciones, algunas muy curiosas, como terminar con cinco atacantes en Quillota, tres de ellos centrodelanteros, y el plantel de jugadores. 

Sin embargo, la hinchada de Católica nunca pensó en abandonar. Y eso, en algún momento del partido, iba a agigantar los corazones de quienes disputaban la opción de ser campeones. El 30 de abril de 2016, La Franja salió a la cancha de San Carlos con un marco inesperado. El rival era Audax Italiano, que despedía del fútbol a su central Rafael Olarra. 

La visita se puso en ventaja y el público, en lugar de venirse abajo pidiendo las cabezas de los responsables, fue desplegando una mística, no una mística de la boca para afuera, como lo hace la contra. Se palpaba un ánimo distinto, una fuerza que emanaba de Independencia, que tenía en los labios la fuerza de Livingstone y Moreno, la distinción de Fouillioux, el empuje de Prieto y Lepe, añorandose la magia de Reinoso, porque el partido era trabado y junto con el indolente paso de los minutos se alejaba la oportunidad de volver a levantar la copa. 

El rival de O'Higgins en Rancagua, ciudad que preparaba su celebración durante la semana, era Universidad de Concepción. La visita se puso en ventaja allá también y la ansiedad crecía en San Carlos. Ahora dependía de nosotros. 

En la etapa de complemento, el apoyo surgió de todos los sectores. El aliento estremecía los tablones. La dirigencia, tímidamente escondida en el palco, miraba con asombro que él o la hincha que había pagado la entrada más modesta contagiaba de pasión al de sectores preferenciales. En la cancha, Audax, que tuvo ocasiones de sobra para sentenciar el partido, comenzó a ser sobrepasado por Católica. Todos pedían el balón y corrían para desmarcarse. 

Un ejemplo de superación en momentos límites fue Germán Lanaro. No tenía fuelle para llegar a los cruces, pero despejó centros peligrosos de cabeza. Si me preguntas si el hombre tenía nervios de acero y un gran cálculo no podría entregar una respuesta. Se brindaba como todos sus compañeros. Toselli vivía el partido como nunca antes. Y los atacantes bajaban a recuperar en un ida y vuelta permanente. 

¿Era posible? Jaime Carreño mostraba una mayor preponderancia en el juego, el mediocampista fechas atrás se había consagrado como gran figura del Clásico universitario que ganamos 2-1. Roberto Gutiérrez, improvisado como volante en reemplazo de Diego Rojas, colaboraba en la generación de los ataques. Christian Bravo ingresó por Juan Carlos Espinoza, aportando mayor dinámica. Además, entró un Nicolás Castillo muy prendido por Sebastián Jaime. 

Y ahí, en tanto O'Higgins se sumía en el miedo o la frustración en su propia cancha, apareció la figura del partido en San Carlos de Apoquindo. 

David Llanos convirtió el gol del empate, dibujando sonrisas en los rostros que lucian más tensos, con una pincelada inspirada como su remate furibundo. Luego, estando ya visiblemente disminuido por una lesión, centró desde la izquierda para José Pedro Fuenzalida. Con un cabezazo espectacular, el Chapa logró cambiar la historia. Y de paso salvar el puesto de varios que estaban fuera de Cruzados antes del partido. 

Fue un estruendo, un estallido futbolístico. Tanto años hablando de frío quienes no tienen estadio o lo fueron construyendo arrastrándose con los gobiernos de turno, sin entender que el entorno precordillerano no es para débiles, que la naturaleza habla en San Carlos y el calor lo ponen hinchas y jugadores, que finalmente son los artesanos de los sueños de niños y niñas. 

Para ser justos, la historia había cambiado en 1949 al lograr el título más difícil, el primero; luego en 1961 asestando un duro golpe a un clásico rival; en 1975, cuando un grupo mancomunado de jugadores, técnico, hinchada y dirigentes, que viajaban en bus junto al equipo, nos sacaron de la división de Ascenso. 

La historia también dio un giro en 1984 cuando volvimos a lo más alto del fútbol nacional tras dieciocho años. La historia cambió con el cabezazo de Alberto Federico Acosta, los centros de Caté, el oportunismo de Bisconti y la jugada de Lunari en la noche del título del Apertura 1997. O cuando ganamos por primera vez en Brasil en 2002, con los goles de Ramírez, Norambuena y Mirosevic ante Flamengo, y luego terminamos goleando a Rangers en San Carlos. 

La historia cambió con ese centro inspirado de Llanos y la aparición de Fuenzalida, como luego se abriría una senda para que pudiéramos gritar más tarde, que por fin éramos bicampeones, tricampeones y los verdaderos tetracampeones del fútbol chileno. 



Torneo Oficial 2019


Luego del estallido social del 18 de octubre, la inestabilidad que se vivía en Chile y la criminal represión ejercida por el gobierno de Sebastián Piñera, reflejada en numerosos casos de violaciones a los derechos humanos, los clubes debieron determinar si se podía continuar jugando el Torneo Oficial, en el cual el equipo dirigido por Gustavo Quinteros era amplio dominador. 

En ese entonces, el cejudo estratega no necesitaba salir a hablar en la prensa. Dejaba que Dituro, Huerta, Pinares y Puch dieran rienda suelta a su arte. Quinteros armaba su equipo cada semana y no paraba de sumar. Por debajo, lo sondeaban desde México.

Uno de los más interesados en que no se continuara jugando era Colo Colo, que se derrumbaba fecha tras fecha, y sentía la presión ejercida por Palestino. Ambos equipos disputaban la clasificación a fase de grupos de la Copa Libertadores.

Otro cuadro que no deseaba continuar era Universidad de Chile, que estaba en zona de descenso. Aunque contaba con un partido menos, estaba sumido en una confusión institucional y futbolística que parecía irreversible. 

¿Y qué opinaba el líder absoluto del torneo? Universidad Católica manifestó que se debía seguir jugando si se cumplían las mínimas condiciones de seguridad, tanto para los jugadores como para el público en el estadio. 

El gobierno de turno, en forma velada, hacia sentir su intención de que no se jugara por ningún motivo, ante la evidente posibilidad de que hubiera cantos o manifestaciones que les recordara su ineptitud. El consejo de presidentes determinó que el torneo ya había finalizado. Nadie dudaba de que Universidad Católica era el campeón, faltaba definir que ocurriría con el resto de los equipos. Al final, Colo Colo logró su clasificación a Copa Libertadores, que hasta antes del estallido parecía alejarse, y Universidad de Chile se salvó del descenso. 

La Franja recibió la copa en San Carlos de Apoquindo. Como era difícil mantenerse al margen de lo que se vivía en Chile, el volante de casa Ignacio Saavedra se cubrió un ojo, solidarizando con las víctimas de la violencia policial. 

Para ser objetivos, también había gente que causaba destrozos sin haber motivo, pero la gran mayoría de las personas pretendían poner fin a años de injusticias y postergaciones sociales. En medio de ese contexto, La Franja sumó su primer bicampeonato de torneos largos, con una ventaja de 13 puntos sobre el segundo, Colo Colo. 



Torneo Oficial 2020


El Torneo Oficial 2020 estuvo marcado por el comienzo de la pandemia de COVID 19. Fue necesario jugar sin público durante largas fechas. Las autoridades de salud exigían  controles periódicos a los jugadores, aislando a los contagiados y sus contactos estrechos. No era el momento adecuado para comer torta del suelo o tomar alcohol del mismo vaso. 

Un partido que alcanzó a jugarse con masiva asistencia de público fue el recordado 2-0 de Universidad Católica, ya dirigida por Ariel Holan, sobre Colo Colo, que aún estaba a cargo de un discutido Mario Salas. Ese encuentro es conocido entre fanáticos/as de La Franja como El día del abandono. El equipo cruzado se impuso con goles de Luciano Aued y César Pinares. 

Antes de que finalizara el partido, los hinchas locales, exacerbados en un comienzo por la pérdida de uno de los suyos, atropellado intencionalmente por Carabineros, y luego en mayor medida por el baile recibido en la cancha, continuaron con los incidentes que ya habían comenzado en la primera etapa. 

Lanzaron objetos a la cancha, como un celular que recogió Matías Dituro, y también fuegos artificiales, los cuales terminaron afectando principalmente a Nicolás Blandi, delantero de Colo Colo. De ese modo, de paso, evitaron recibir una goleada. 

A medida que avanzaba la temporada, Universidad Católica disputaba el Torneo Oficial con Unión La Calera y al mismo tiempo alcanzó los cuartos de final de Copa Sudamericana. Pese a ser claro dominador en el ámbito local, sintió la falta de plantel y el rigor de desempeñarse en ambos torneos, totalizando diez bajas en algunos partidos. 

Después de retornar a la titularidad un jugador desequilibrante como Edson Puch, visiblemente disminuido en la parte física, La Franja obtuvo un triunfo clave en la lucha por el título al imponerse en la cuarta región ante La Serena por 2-1, con goles de Juan Cornejo y Gastón Lezcano. 

El 10 de febrero de 2021, Universidad Católica se enfrentó a Unión La Calera en San Carlos de Apoquindo. El partido, disputado sin público, tal como gran parte del torneo, se jugó como todo partido decisivo, es decir sin regalar un balón y con gran despliegue físico de ambos equipos. 

Sin duda, la visita aprovechó el entorno para desplegar su juego sin más presiones que la instancia que se jugaba, transformándose en un adversario aún más peligroso. 

La Franja se generó ocasiones que fácilmente pudieron terminar en gol, como una de Fernando Zampedri que elevó sobre el arco rival. Más adelante en el partido, Valber Huerta exigió a fondo al arquero Martin Arias con un cabezazo que iba directo a la red. Por otra parte, Andrés Vilches pudo poner en ventaja a Calera, pero Matías Dituro realizó una tapada descomunal.

En los últimos minutos, Ariel Holan refrescó la defensa con el ingreso de Alfonso Parot. Universidad Católica controló el partido, que por largos pasajes había sido de ida y vuelta, y el término del encuentro vino acompañado de los festejos, que mezclaban el desahogo y la alegría por partes iguales. 

¡Tricampeones por primera vez en la historia! Los jugadores se tomaron la camilla para conducirla por el campo de juego. Y ya ubicados en el podio, levantaron el Huemul de Plata con gran entusiasmo, como tantas veces en la década. 

Universidad Católica era el tricampeón del fútbol chileno, y además contaba con el goleador del torneo, Fernando "Toro" Zampedri. En la fecha restante del campeonato, los cruzados viajaron al sur para derrotar a Universidad de Concepción.  


En la temporada siguiente, el Colo Colo de Quinteros realizó una gran campaña, quedando con el título servido, pero en el último tramo del torneo fue presa del nerviosismo dejando escapar puntos valiosos. 

¿Qué pasaba con La Franja? Venía de dar una gran ventaja en la breve era de Gustavo Poyet, cuyo punto más rescatable fue la remontada 4-2 en la Supercopa ante Colo Colo. La Franja tuvo una espectacular remontada de la mano de Cristian Paulucci, una historia que se terminaría de escribir en Viña del Mar, una vez más con un estadio colmado de hinchas de Católica...

El 20 de mayo de 2022, San Carlos de Apoquindo cerrará sus puertas. Y volverá mejor y más reluciente, ojalá con entradas al alcance de cualquier persona. Se escribirán nuevas historias sobre su césped. Surgirán nuevos ídolos o estandartes. Algunos seguirán disfrutando de triunfos en los años sucesivos, otros nos despediremos en silencio, porque sepan, que aquí seguimos cantando Cato hasta la muerte...


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