Los delanteros juegan con y sin bal贸n, deben desmarcarse, cuidarse del offside, marcar el pase, picar hacia el espacio, volver a campo propio marcando a un lateral o un central. El p谩nico esc茅nico, la ingenuidad del novato, el miedo a las patadas, no van de la mano con aquellos destinados a convertirse en jugadores desequilibrantes.
Edson Puch ten铆a clara consciencia de los movimientos en ataque que hacen da帽o al rival. Los defensas requieren una referencia, tiempo para ordenarse. Buscan escalonarse o relevarse en la marca. Pretenden guiar al atacante contra un costado de la cancha, o simplemente aprovechar un descuido para arrebatarle el bal贸n. Necesitan con desesperaci贸n sacarlo del 谩rea, donde nacen o mueren los sue帽os.
Y Edson era dif铆cil de marcar, porque dejaba correr el bal贸n, lo cortaba, volv铆a a arrancar y con unos pocos toques desacomodaba a la defensa rival. Tambi茅n era generoso, porque recordaba que la funci贸n de un puntero es alimentar al centrodelantero, pero estaba atento a hacer diagonales o rematar al arco.
A ning煤n delantero le puede quemar la pelota. Su t谩ctica puede ser echarla a correr, si no posee una t茅cnica depurada y su fuerte es la explosi贸n. O en caso contrario, debe encarar buscando el mano a mano, llenarse gambetas para dejar a los defensores en el camino y abrirse paso hacia el gol.
Aquello ocurr铆a cuando Puch recib铆a un pase o recuperaba la pelota. El rival sufr铆a al ritmo de Edesound y la hinchada cruzada intu铆a que se aproximaba la apertura de la cuenta o un gol decisivo. Era protagonista y un jugador de jerarqu铆a.
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