Cristian Berrios
Dentro de la concesionaria Cruzados existe un consenso desde hace semanas. La situación de Cristian Paulucci es insostenible no sólo por los resultados obtenidos, recordemos que en Copa Libertadores apenas lleva dos partidos, si no principalmente porque el equipo ha perdido su línea futbolística.
Según el programa Pauta de Juego, el propio entrenador reconoció que su ciclo había terminado, y puso su cargo a disposición hace una semana. Desde Cruzados le indicaron que siguiera desempeñando su trabajo.
El medio En la cancha y también Pauta de juego informaron que la búsqueda de un nuevo entrenador ya comenzó; incluso se dio el nombre de Alexander Medina. Luego de ser despedido recientemente de Inter de Porto Alegre, el estratega uruguayo tambien maneja otros ofrecimientos.
¿Qué falta entonces para que se concrete la salida de Cristian Paulucci? Que la dirigencia se decida a desembolsar su finiquito respectivo, o que al menos logre un avance concreto con algún estratega, situación que difícilmente sería reconocida en forma pública, debido al aprecio que existe por el Pelado termo.
¿Y qué ocurriría si Universidad Católica derrotara a Colo Colo y obtuviera un buen resultado ante Flamengo? Sin duda, la presión ambiente se reduciría; sin embargo, la amplia distancia con los punteros en el torneo local, y el bajo rendimiento tanto individual como colectivo del equipo, hacen preveer que se requiere una revolución anímica y futbolística.
Dejando de lado su actitud defensiva y la falta de autocrítica evidenciada en las conferencias de prensa, Paulucci ha lucido abatido dentro y fuera de la cancha. El apoyo de los jugadores a través de los medios no ha logrado plasmarse dentro del campo de juego.
Además, ni siquiera el polémico triunfo conseguido ante Sporting Cristal dejó buenas sensaciones en cuanto a la propuesta del entrenador y superación del equipo, una realidad que el director técnico argentino no quiso reconocer tras el encuentro.
El fin de la era Paulucci depende ahora exclusivamente de la determinación de una dirigencia que tampoco ha reconocido errores, como lo fue, por ejemplo, la contratación de Poyet el año pasado.
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