Cristian Berríos
En estos tiempos donde cuenta más la opinión de los representantes y las casas de apuestas que de los propios protagonistas, hemos llegado a un punto en el cual no siempre prevalece la lógica.
Sin embargo, hubo una época donde era necesario hacer méritos para llegar a Universidad Católica. En esta sección se recopilarán reseñas de jugadores que sin dudas serían refuerzos en estos tiempos.
Pablo Lenci: Fue un central de gran juego aéreo y ubicación, aguerrido en los duelos mano a mano, que rindió tanto a nivel nacional como nacional.
Su llegada se gestó tras una petición de Juvenal Olmos. Con Pablo Lenci en la zaga, Universidad Católica avanzó una fase en Copa Mercosur 2001, siendo el primer equipo chileno en hacerlo, y llegó a octavos de final en Copa Libertadores 2002, destacando el triunfo en el Maracaná ante Flamengo por 3-1 durante esa temporada.
A nivel local, se consagró campeón con Universidad Católica del Torneo Oficial Apertura 2002. Hoy en día aportaría liderazgo y jerarquía en cualquier equipo.
Jorge Ormeño: El patrón del puerto llegó a San Carlos en un contexto de reestructuración del equipo en 2004, bajo la dirección técnica de Jorge Pellicer.
Su trabajo comenzó a destacar en base a una labor silenciosa y comprometida. Se hizo querido y respetado por su desempeño en canchas nacionales y extranjeras. Fue parte del equipo semifinalista en Copa Sudamericana 2005 y de aquél que alcanzó los cuartos de final en Copa Libertadores 2011.
A nivel local, se consagró campeón del Torneo Oficial Clausura 2005, el Torneo Oficial 2010 y la Copa Chile 2011 ¿Tendría cabida la pierna fuerte y salida clara de Ormeño en estos tiempos? Por supuesto.
Jorge Campos: Al principio, su contratación no estaba en los planes de nadie. Juvenal Olmos y Andrés Tupper habían viajado para observar a un delantero, pero el estratega quedó maravillado con el despliegue de un jugador que recorría toda la banda izquierda.
Su nombre era Jorge Campos, seleccionado paraguayo, que a los 33 años parecía tener el despliegue de un juvenil.
Pese a que en un principio fue cauto en su juego, probablemente por la cercanía del Mundial Corea - Japón 2002, el regreso del volante paraguayo fue determinante en los tramos finales del Apertura.
Fue un problema sin solución para Universidad de Chile en semifinales, instancia en la cual definió la llave con dos goles, y también para Rangers en la final disputada en San Carlos de Apoquindo.
Hoy en día, su explosión en el arranque y habilitaciones en velocidad serían bienvenidas.
Edson Puch: Su nombre y aporte futbolístico está indudablemente más presente que los anteriores debido a que fue gran figura en la obtención del tetracampeonato.
Si hay algo que reconocer a Cruzados, fue la forma en que luchó por la contratación y permanencia de Edson Puch, clave en la obtención de tres títulos del mencionado tetra, además de las respectivas Supercopas, salvo en aquella ante Colo Colo que marcó el inicio de la breve era Poyet.
Quizás con Edson Puch se fueron los últimos estertores de esos punteros que deleitaban en las capturas de imágenes coloreadas para Revista Estadio.
Siempre dejó en evidencia un estilo de juego distinto. Heredó el talento de los jugadores de antes, pero fue entrenado con el rigor de las épocas más recientes.
Su freno, gambeta y enganches serían claves en cualquier plantel.
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