📇 La Fundación salió más cara que ir a la quiebra

A fines de los 90`, pese a las ventas de Gorosito, Acosta, Lunari, Caté, Margas, Rozental, Tapia y Bisconti, entre otros, la rama de fútbol arrojó un sorprendente pasivo de 9 millones de dólares (sólo en los mencionados traspasos Católica había recaudado alrededor de 20 millones de la misma moneda). Se hablaba al interior del club de una eventual quiebra de la rama de fútbol, asunto que implicaría un daño para la imagen de la institución y la PUC. A través de la venta de terrenos y una restricción económica implacable el pasivo fue saneado, sin embargo los costos a la larga fueron mayores por razones que se esgrimirán en este artículo.

1.- Nunca hubo un informe de cuanto de obtuvo por las ventas de terrenos en San Carlos de Apoquindo. ¿Qué ocurriría si ese saneamiento económico que pretendía cubrir el déficit de 9 millones en realidad ocultaba negocios con empresas constructoras por cantidades abrumadoramente superiores? La gestión económica del presidente de la rama Juan Carlos Benítez habría sido, en ese caso, una excusa para la Fundación y sus planes de apoderarse del club con un cambio de estatutos que le otorgó amplias facultades, entre ellas contratar a un gerente rentado de su predilección.

2.- ¿Cuántas veces pagó Cruzados SADP el derecho de concesión? Si la FIFA establece claramente que ningún grupo de inversión privado u organización ajena a un club de fútbol puede tener los derechos federativos de un jugador ¿Por qué los pases de los jugadores de Universidad Católica pertenecían a la Fundación - una entidad que administra al CDUC - y no a la rama de fútbol del CDUC? Con esa misma lógica y dado que entre la venta de Santa Rosa de Las Condes, la salida de Cruzados a la bolsa y negocios inmobiliarios la Fundación obtuvo más de 50 millones de dólares ¿No correspondería un fondo de al menos 4 millones para cada una de las 13 ramas del CDUC? ¿Existe una cuenta con esos 4 millones de dólares para el fútbol del CDUC o los 10 millones obtenidos por los pases de los jugadores?

Cualquier empresa que se da a concesión cede sus activos y traspasa sus pasivos, si comparamos los 9 millones de dólares que debía Universidad Católica con los 18 millones obtenidos por la Fundación tras la salida a la bolsa diez años más tarde, más las 20 millones de acciones que dejó para sí, los montos a percibir por arriendo, el derecho a veto y la presencia de 5 directores de 11, los costos fueron muy superiores al que habría significado entonces el pago a proveedores, remuneraciones y otros gastos pendientes.

Podría argumentarse que a fines de los 90` el concepto de Sociedad Anónima Deportiva no estaba desarrollado en Chile y no se habría obtenido los 25 millones de dólares que recaudó  Cruzados SA, pero si la Fundación – obviando el hecho de que el fútbol era y continúa siendo la principal fuente de recursos del CDUC y las ventas de terrenos en Las Condes por montos que se desconocen públicamente – hubiera deseado resarcirse de los gastos producidos tras la gestión de Benítez ¿Cómo se justifica que doblara esos 9 millones cubiertos de pasivo y superara en 41 millones los ingresos por montos que pertenecían al fútbol o provenían de esa actividad? Por supuesto, es pertinente recordarles a los lectores que el uso de suelo para los terrenos de Santa Rosa estaba destinado al deporte y que ese bien raíz fue generado por el fútbol.

3.- En una quiebra una empresa nunca paga lo que realmente debe. No es un mito, luego de que el síndico sanea la empresa y se concesiona, primero el estado cobra lo suyo, luego se cancela a los trabajadores, y entre los proveedores algunos recibirán una parte de las deudas y otros deberán enviarlas a incobrables. De los 9 millones que adeudaba Universidad Católica a fines de los 90` no habría pagado más de la mitad, como antecedente están los 40 millones de dólares que debía cc y finalmente pagaron 20. Por un asunto de prestigio, lo último que quiere un hincha es que su club pase por ese proceso, tampoco lo anhelaba la Fundación: Habría sido marginada absolutamente a menos que pagaran por sus acciones como cualquier inversionista, la PUC habría cobrado por el uso de marca, y en el directorio de esa sociedad anónima nadie habría hecho uso de un derecho a veto.

Sin duda el origen de esa deuda de 9 millones se originó en una gestión que luego fue investigada por el club (4 millones provenían del proceso anterior), y gran parte de los ingresos del fútbol se distribuían en otras ramas contribuyendo a iniciativas superiores a las que ofrecían las Federaciones (por ejemplo Campeones para Chile), pero ese pasivo no se comparaba con los niveles de endeudamiento que alcanzaron los rivales clásicos. El fútbol de Universidad Católica ya había solventado la deuda años antes de concesionarse. Si comparamos los montos en una reflexión final, ni siquiera la quiebra habría sido tan onerosa para la rama de fútbol en términos estrictamente numéricos como ha sido la Fundación.

Revista digital Columna de Razta (ISSN 0719-2835)