CB
El fútbol es un deporte, requiere un gran despliegue físico, inteligencia para entender el juego, capacidad para comunicarse dentro y fuera de la cancha, solidaridad para apoyar a los compañeros, carácter para sobreponerse a las dificultades, talento para crearse oportunidades de gol y eficiencia para concretarlas...
Universidad Católica culminó la temporada 2021 con el tetracampeonato y debía afrontar el desafío de renovarse en el éxito. Sin embargo, la dirigencia subestimó la importancia de ese proceso y aprovechó de cerrar algunos negocios muy discutibles, como las contrataciones de Lucas Melano, Sebastián Galani, Nehuén Paz y Yamil Asad.
Por mientras continuaban desarrollando el proyecto del estadio. Se sabe que un dirigente se inmortaliza a través de las obras. Tres años han transcurrido. En pleno 2024, la realidad es que el plantel ha perdido jerarquía. En época de crisis surge la confusión. No hay una verdadera Comisión de Fútbol que proponga ideas o dicte lineamientos. Se siguen contratando jugadores del montón, algunos de ellos representados por Fernando Felicevich.
¿Es una crisis transitoria? Puede ser. Quizás el próximo entrenador saque rendimiento a los jugadores y comience el despegue. Ojalá sea así. Eso no podría hacer olvidar que los errores cometidos por la dirigencia han sido cuantiosos y burdos.
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